Huachinango 36 se plantea como un edificio de vivienda colectiva, respondiendo a un plan de redensificación del centro de la ciudad de Cancún, México. Desde el año 1980 la ciudad de Cancún experimento un crecimiento socio demográfico y pasó de tener 40,000 habitantes a 760,000 para el año 2015. Por falta de una normativa actualizada, entre muchas otras cosas, derivó en un crecimiento exponencial de la mancha urbana y sus problemas inherentes. No obstante, el centro o Zona Fundacional, en pleno proceso de degradación, fue perdiendo a sus habitantes quienes preferían la “seguridad de la vida en el suburbio” dejando atrás una traza urbana con virtudes como áreas verdes conectadas por andadores peatonales, lotes generosos y circuitos vehiculares definidos, levantando bardas y desaprovechando la infraestructura existente cerca de fuentes de empleo, centros educativos, amplios espacios públicos y centros de salud.

Este proyecto, en el centro de Cancún, se resolvió como un edificio de vivienda colectiva en renta, lo que permite tener dos tipos de ingresos: rentas a largo plazo para gente local y rentas a corto plazo o vacacional para el turismo. Al complementarse una mezcla de ingresos, se brinda la oportunidad para que la intervención no se limite al terreno con un incremento de viviendas si no con una mejora en el espacio público. El edificio se ubica entre dos parques y a una cuadra de dos avenidas importantes de Cancún. La premisa fue eliminar las bardas y conectar el edificio en planta baja, a través de un espacio comercial y de vinculación, con los dos grandes espacios públicos adyacentes.

Este edificio mantiene una escala en donde se permite que los vecinos interactúen y generen vínculos. Contiene 16 unidades habitacionales de 30, 60 y 90 m2, que permiten que diferentes esquemas familiares cohabiten. La alberca y el local comercial en planta baja, así como las terrazas en las azoteas permiten a los habitantes interactuar con sus vecinos sin perder de privacidad e independencia. Se redujeron los procesos constructivos y de mantenimiento del edificio recurriendo a un sistema mixto de concreto armado y variaciones de bloques de cemento.  El basamento del edificio, que funciona como vínculo con el espacio público, es de cemento armado enduelado al igual que la fachada. Al interior de las viviendas, los elementos de cerramiento estructural son muros de bloque con masilla y pintura. La capa de compresión del sistema de vigueta y bovedilla se convierte en el acabado final de pisos y únicamente se complementa con algunos materiales extra para mobiliario fijo en madera de parota y el alicatado de los baños con mármol travertino. El proceso constructivo se vuelve parte integral de la apariencia interior del edificio. Todas las viviendas y sus dependencias han sido favorecidas con ventilación e iluminación natural y cuentan con ventilación cruzada. Los balcones son el contacto directo con el espacio público, funcionando como extensión de la vivienda al mismo tiempo que favorecen con protección contra el sol y la lluvia.