La revitalización del centro histórico de Mérida ha traído consigo la puesta en valor del patrimonio edificado, ya sea parcial o total y las intervenciones que vemos hoy en día son muy diversas.
Casa Diáfana es una vivienda anónima en su exterior que se adapta a la imagen contextual de la ciudad, regresa a su fachada original y se une a la secuencia de ritmos de macizos sobre vanos de las casas vecinas. En el interior se conserva el edificio existente de la primera crujía que contienen el área de vestíbulo y recamara de huéspedes. El edificio pretende mezclar dos lenguajes en su resultado uno perteneciente al pasado y otro contemporáneo dando como resultado a nuestro parecer una arquitectura sostenible entendida en el buen uso de los recursos.
La continuidad del espacio de sala a doble altura, comedor, cocina se conectan directamente al norte dejando que el paso de la luz a través de la fachada de cristal y vitroblock hagan aparecer la fenomenología del edificio en donde la experiencia y la percepción de los sentidos son tales que pareciera que el interior es el exterior y viceversa con intención de conseguir un mayor valor en el espacio.
La rigidez de la composición en planta se rompe con las áreas exteriores utilizando elementos orgánicos que proporcionan fluidez al espacio. La piscina elíptica como elemento central del patio funciona como nivelador de temperatura ya que al pasar el viento sobre el agua se refresca el interior de la vivienda.
Casa Diáfana busca que sean las personas y sus actividades las que llenen de contenido y transformen la vivienda con un cuidado entre lo contemporáneo y la revalorización de lo existente. Es una propuesta en donde se experimenta en los usos de los materiales, proporciones, espacios y tipologías.
La propuesta busca que los edificios existentes aumentan considerablemente calidad y su durabilidad, es una obra con un punto de vista social, urbano y cultural por sus valores con respecto al contexto en donde se encuentra emplazada.
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