La Casa Trías, construida hacia 1860, con acentos neoclásicos e intervenciones posteriores Art Deco, permaneció subutilizada 50 años. Así, sufrió un arruinamiento considerable. Finalmente se decide aprovechar económicamente su estratégica ubicación y su calidad de patrimonial. Se determina establecer un hotel tipo boutique, con el sueño de rescatar algo de historia de la ciudad y de la casa como tal.
Las instalaciones en un edificio histórico, deben hacerse con cuidado para no destruir la sustancia original, ni interferir en la imagen. Para: cocina, baños, site y locales que requieren de muchas instalaciones, fueron construidos edículos, insertos en la estructura antigua. Tienen su cimentación, muros y cubierta y podrán ser demolidos y retirados sin haber tocado la estructura original, para transmitir el edificio a la posteridad.
El programa, suma en interiores 690 m2, y en exteriores 254 m2
La casa, de tipología con patio central y cuartos en torno, define el concepto del proyecto al ser la cualidad característica del edificio. El patio se convierte en el rector y es, con versatilidad, circulación, estancia, comedor, bar. Todos los cuartos, como sucedió originalmente, dan directamente al exterior.
El partido acomoda al frente los servicios al público, accesibles desde la calle, y con mayor intimidad, en torno al patio y el traspatio, los cuartos de alojamiento y al fondo los servicios. Las circulaciones principales siguen siendo el zaguán y los patios.
El programa, para este segmento de la hotelería, exige varios servicios. El espacio disponible no pudo albergar dicho programa, de manera que se construye un pabellón adicional en la parte posterior.
El pabellón adicional, se ha construido bajo tres principios de diseño
1. Conservar el ambiente masivo original,
2. Conservar la escala de los volúmenes,
3. Tomar el contraste vano muro, pero darle un ritmo desigual.
Se logra un lenguaje contemporáneo en la perspectiva de la complejidad: con asimetría, juego alternado de vanos y desdibujo de la contundencia de las caras geométricas con partes del material constructivo aparentes y partes aplanadas. Resulta evidente la intervención, pero sin subordinar la sección antigua que es lo importante a destacar.
La propuesta de interiorismo parte de vestigios de intervenciones decorativas encontradas en el inmueble que, aún posteriores a la construcción original, formaron parte de la historia del lugar. Acentos neoclásicos con un toque de artes decorativas, sobre una paleta de tonos neutros, fueron clave para la integración del proyecto.
El concepto busca el contraste nuevo antiguo, destacando lo histórico. Se respetaron materiales y acabados originales luciendo las viguerías de los techos y encalados de muros. Estos alternan con revestimientos sobrepuestos, en tonos neutros pero brillantes, permitiendo que cada elemento cobre la importancia necesaria a base de mesurados contrastes.
La paleta neutra, en escala de grises y ocres, es acentuada por brillos metálicos en latón, texturas naturales y materiales expuestos de la fábrica original que se convierten en los protagonistas del espacio y muestran la historia al usuario.
Como recubrimiento de pavimentos se utilizó un piso de pasta reproduciendo el original del lugar, así como cantera de la región y madera, cual en su momento existieron.
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