Un gran pulmón verde que integra a su contexto natural con las
actividades sociales que se desarrollan en el complejo de 56 residencias de lujo en Aldea Zama, Tulum.
El complejo está compuesto por 56 viviendas distribuidas en casi 9,000 m2 de construcción, esto en un predio esquinero de 5,465m2 que colinda al sur-este, opuesta a la calle, con un espacio de conservación natural de acceso público y el cual alberga un cenote semi-abierto rodeado de una gran diversidad de árboles. El contacto con este espacio verde fue clave para la conceptualización y desarrollo del proyecto, donde se buscó una fuerte relación de las viviendas con el verde y el agua.
La intención principal del proyecto consistió en generar una conexión con el área de conservación del fraccionamiento y su cenote, creando una gran selva verde en su interior, logrando una atmosfera en equilibrio con el entorno
La vocación del jardín central fue conservar la mayor cantidad posible de vegetación sin importar su tamaño o especie, así como albergar las principales amenidades del proyecto. Una piscina con acceso tipo playa, carril de nado semi-olimpico integrando islas de vegetación; una pequeña alberca climatizada con un espacio para masajes; y el cenote club, un espacio culinario y de esparcimiento de dos niveles enterrado en la selva y atravesado por los árboles existentes, brindando privacidad, así como una atmósfera amigable y fresca.
Los volúmenes se rompen para generar bloques ligeros y discontinuos, en estos espacios se crearon jardines y los accesos verticales a las viviendas.
En los bloques de vivienda se buscó una estrategia para complementar la sensación de vistas verdes y espacios iluminados naturalmente, se insertaron patios centrales de luz en cada bloque, los cuales ayudan a ofrecer una mejor experiencia de los usuarios gracias a las buenas vistas y muy buenas condiciones de iluminación y ventilación cruzada en gran parte de los departamentos.
La volumetría del proyecto juega con grandes terrazas voladas recubiertas de acabado en cemento pulido con chukum, las cartelas de piedra caliza local componen los elementos verticales de apoyo, que son abrazadas por las franjas horizontales llenas de vegetación. Junto al cemento pulido con agregado de chukum y la piedra maya, se complementa una paleta de colores cálidos y homogéneos, con la utilización de maderas tropicales como tzalam, caoba y pucté, obtenidas de la región de Noh-Bec, una zona de manejo forestal sustentable del sur de Quintana Roo. La paleta de materiales la terminan de conformar las cuerdas de henequén, bahareques y acero para dar tonos de contraste a los materiales naturales que componen el proyecto.
En conclusión, el proyecto de Copal Tulum busca ofrecer a los usuarios una experiencia hotelera en su propio departamento, en relación directa con la naturaleza que el sitio ofrece. Las amenidades permiten este contacto con una vivencia natural y desde el interior la arquitectura y sus materiales ofrecen una experiencia integral de confort y sensaciones.
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