Memoria Descriptiva
La singularidad del terreno triangular sin colindancias sugería una aproximación poco convencional: en lugar de una estructura prismática tradicional, se proyectaría una volumetría orgánica con una fachada de 360 grados para resolver un programa denso de vivienda donde cada espacio tuviera una iluminación y ventilación natural favorable. Su contorno ondulado sería simultáneamente referencia a los pliegues de lava que han dejado huella en El Pedregal, y homenaje a diseños como el Jarrón Savoy de Alvar Aalto, o el Edificio Copan de Oscar Niemeyer.
El 30% de PEDRE está dedicado a áreas libres que contribuyen a un balance positivo entre área construida y permeable. Logrando tanto una adaptación pragmática como una estética elegante a través del ritmo, la proporción y la escala.
Sus acabados y materiales en concreto aparente fusionan la arquitectura con la ingeniería, optando por una obra sobria, discreta y elegante. Cada losa sería cuidadosamente prefabricada con un sistema BubbleDeck para ocultar las trabes del edificio, homogeneizar los remates curvos de cada planta, y reducir la cantidad total de concreto requerido.
El vestíbulo de doble altura conduce al protagonista central del proyecto arquitectónico: el atrio, cuya escalera radial evoca hitos de la arquitectura Decó de los años cuarenta en México como el Edificio Basurto de Francisco J. Serrano. Un núcleo persuasivo que inspira a los residentes a ascender y descender, participando y compartiendo su camino.
Repartidos en sus 14 niveles se encuentran los 112 departamentos del proyecto —considerando 18 tipologías distintas de 90 a 300 m2 en promedio— provenientes del centro. Cada uno equipado con balcones envolventes y espacios al aire libre donde cada vista es un panorama multidimensional. El cenit es su azotea ajardinada —o toit-jardin como Le Corbusier hubiese preferido— donde senderos serpenteantes y un paisaje salpicado de árboles frutales revelan un horizonte sin límites.
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