El Antiguo Cuartel Militar de Ciudad Acuña está ubicado en la colonia 28 de junio; el predio tiene una superficie irregular con un total de 4,479.50 m2 y una topografía en alta pendiente, lugar en donde existen vestigios (ca 1931) en la parte central del polígono sobre un montículo con elevación de 23 m sobre el nivel de calle.
Las acciones de restauración propuestas se basaron en la carta de Venecia (1964) en el apartado que menciona la relación entre conservación, función a la sociedad y no alteración del monumento.
Con base en lo anterior, una de las principales intenciones del rescate del Antiguo Cuartel Militar fue conservar la originalidad del inmueble, sin que esto pusiera en riesgo a los usuarios, por lo tanto, se optó por integrar un sistema estructural que mediante la re-cimentación y la combinación de columnas metálicas soportaran las cubiertas para garantizar la estabilidad; y al mismo tiempo, se denotara contemporaneidad en la propuesta.
Otra acción para la conservación de la historicidad del recinto, ahora como nuevo Museo de Sitio fue no añadir elementos delimitantes o divisorios superfluos al interior del recorrido, en consecuencia, fue proyectado considerando todos los muros originales del edificio.
Se estabilizaron y restauraron los muros, retirando las agresiones de las que habían sido objeto tales como pintas vandálicas, encalados y adhesiones de muretes no originales. Asimismo, se restituyeron muros faltantes y fracturados con mampostería similar a la original.
Los componentes que tiene el casco antiguo ya con el uso de museo son: recepción, administración, tienda del museo, sala de proyección, área de infografía, cinco salas de exposición, áreas de exposición al aire libre y patio central.
Para un correcto funcionamiento del Museo se decidió construir un edificio anexo en un segmento del predio donde se encontraba una cancha deportiva con 456 m2 de superficie y por debajo del nivel de desplante de los vestigios, en el cual se incorporaron los servicios complementarios que son: cafetería, salón de usos múltiples, mantenimiento museográfico, almacén, sanitarios, bodega y cuarto de aseo.
La integración al contexto se estableció a través del estricto cuidado y dominio de la panorámica de la ciudad; asimismo, se construyó un diálogo arquitectónico entre el edificio anexo y el inmueble patrimonial, conservando aspectos comunes, tales como los patios centrales, el color en muros, la geometría y la escala. El foro al aire libre sintetiza la adaptación al terreno, mediante el aprovechamiento de su topografía para el forjado de las gradas y el escenario utilizando la piedra de Acuña como material simbólico.
Un aspecto fundamental fue el uso racional de la energía, incorporando iluminación artificial de alta eficiencia en las salas de exposición y circulaciones exteriores. También se proyectaron en el edificio anexo celosías que permitieran el paso de aire y luz natural durante gran parte del día.
Sin embargo, el conjunto fue proyectado pensando en la apropiación del mismo, tanto de los acuñenses, como de la población migrante.
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