En los últimos años la ciudad de Mérida, y el estado de Yucatán, han experimentado un cambio positivo en su dinámica turística y económica.
Su legado histórico, cultural y gastronómico han hecho que la ciudad y en general el estado, tengan que adaptarse y mejoren su oferta de servicios para satisfacer a los distintos tipos de usuarios que buscan experiencias de calidad.
Como resultado, la oferta hotelera en la ciudad se ha incrementado considerablemente, principalmente en la zona centro y sus colonias aledañas. Tal como es el caso de la colonia García Ginerés y principalmente su avenida icónica “la Colón”. Zona muy rica en historia y arquitectura, donde el nuevo Hotel Wayam decide abrir sus puertas y es como surge el encargo del diseño de su restaurante insignia “CUNA”. Restaurante conceptualizado y lidereado por el Chef Maykoll Calderón y la diseñadora Marifer Durán, el cual busca darle servicio tanto a los huéspedes del hotel como al público en general.
El espacio designado para el desarrollo del restaurante fue un galerón a doble altura posicionado en la fachada principal del hotel, debajo de la piscina principal y sobre una “casona” existente.
Al momento de visitar dicho espacio, considerábamos que su escala y sus dimensiones eran un tanto desproporcionadas, dando la sensación de un espacio más estrecho y poco amable al usuario. De igual manera el espacio carecía de integración tanto con el espacio de circulaciones del hotel, así como con el espacio exterior, el cual a través de una terraza existente se comunicaba al norte con la avenida Colón y posteriormente con un contexto arbóreo muy particular.
Ante estos antecedentes optamos por una serie de estrategias las cuales nos ayudaron a cambiar la sensación espacial y experiencia del usuario. Lográndolo a partir de dos acciones fundamentales, primero, ampliar la visual hacia el exterior, y segundo generando una “cinta” perimetral en el espacio interior así como un basamento.
En el lugar se proponen tres áreas, una exterior y dos interiores, divididas por un área central que funciona como recibidor. Por un lado se encuentra el área del bar y por el otro lado, el área principal de comensales el cual remata con la cocina abierta.
La integración de estos espacios, así como del área interior con el exterior es logrado a través de dos elementos claramente marcados en el lugar, los cuales fungen como elementos fundamentales para la composición del espacio.
Primeramente, una plataforma de “deck” de madera de parota, se extiende desde el área interior y continua hacia la terraza principal, conformando el área principal de comensales. El segundo, un plafón de bóvedas de herrería y madera integra longitudinalmente el sitio ayudando a la escala, acústica, iluminación y la sensación espacial del lugar.
Por último, como tercer espacio se encuentra la terraza, que, orientada al norte, termina de conformar los espacios y ambientes del restaurante. Una jardinera perimetral contiene el espacio de comensales y mediante la vegetación, busca ser un filtro del ruido de la avenida y busca librar las azoteas y dirigir las visuales hacia las copas de los árboles.
Para la construcción y mobiliario se utilizaron materiales propios de la zona. Textiles, madera y concreto predominan en la configuración del espacio. Siendo este último utilizado de dos formas, haciendo alusión al “Sascab” (tierra blanca) y al “Kancab”, (tierra roja), dos tipos de “tierra” que tenemos en la región. Al final, tanto la cocina como el diseño del espacio conviven en sintonía y siguiendo un mismo objetivo, rescatar y enaltecer los elementos locales, como los ingredientes, materiales, técnicas y textiles, que en conjunto, hacen de esta región única.
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