Esta Casa encallada en la punta más al sur de toda la República Mexicana sobre el Mar Pacífico, desde la que se alcanzan a ver amaneceres y atardeceres y que fuera base de un fuerte azteca y de un bastión de piratas en tiempos antiguos. ¨El Cerro Sagrado¨ ahora convertido en una reserva ecológica se encuentra en el pequeño poblado de Mazunte, Oaxaca. Esta casa se encuentra justo en este límite que además acompaña un paseo para descender a las playas de Mazunte y Mermejita. La caprichosa poligonal del predio se define también por una serie de reglas locales de la mano de árboles locales imposibles de ser replantados y 28 metros de diferencia de nivel desde el punto más alto hasta el más bajo del predio. El concepto central del proyecto fue deslizar plataformas ortogonales que van generando reglas que se convierten en miradores o espacios de uso y que al mismo tiempo se encajan en la topografía; librando espacios habitables, entre ellos la alberca que flota a manera de mirador, árboles y límites de alturas y colindancias.

Estos planos se convierten en plataformas abiertas y ligeras que albergan espacios sociales o miradores y en alto contraste con dos torres construidas con piedra local que se abren estratégicamente al paisaje y al viento y se cierran a los rayos del sol y ante un mal clima; también se convierten en miradores a los amaneceres y las puestas de sol.

Para concluir dos estructuras esenciales construidas con madera local definen la palapa que es el espacio social principal y una segunda estructura colgando bajo uno de los planos mirador construido también con la misma madera trabajando a tensión y oculta entre las frondas de los árboles donde se alojan las habitaciones secundarias con una relación más estrecha con la selva.

Una de las búsquedas principales para esta casa era lograr diluir su escala con el paisaje cambiante de la selva oaxaqueña que muda en secas para ser una serie de arbustos y árboles con ramas, a una selva frondosa y exuberante en época de lluvias. Al mismo tiempo trabajar con materiales locales como la madera, el barro y la piedra; y hacer uso de muy pocos elementos de concreto que permiten librar los grandes claros y las estructuras verticales de las escaleras.

Por último, hacer énfasis en diluir los límites entre los espacios techados y los espacios abiertos, así como con las áreas vegetales que circundan todas las estructuras arquitectónicas. La casa en si misma es la relación entre el paisaje, la topografía y las estructuras ortogonales.