Descripción del proyecto
Casa el Pinar surge entre los árboles de un predio aún tomado por el bosque en el corazón de Valle de Bravo. Dado el contexto, la prioridad fue generar un proyecto amable con el entorno y al mismo tiempo contundente en su lenguaje.
La accidentada topografía llevó a diseñar el proyecto en sección. Además de respetar los árboles preexistentes, el programa logró resolverse en el mínimo de área permitida para el desplante—lo que equivale a 260m2 contra los 1500m2 totales del predio—, y se escalonó para evitar en la medida de lo posible la excavación y nivelación del terreno.
Madera estructural de pino certificada con elementos de concreto, acero y piedra local conforman la sencilla paleta de materiales. El lujo de la calidad espacial en cada una de las habitaciones radica en lo sutil del diseño, la autenticidad en la materialidad y en la constante conexión con el bosque.
La fachada principal, orientada al norte, se cierra a la calle y eso permite que la casa quede inmersa en su propio contexto natural. Una escalera integrada al pétreo exterior del sótano sube hasta la puerta de acceso. Este nivel, conformado por una crujía orientada al sur, alberga la mayoría del programa mediante marcos de madera estructural y muros recubiertos por triplay.
La fachada sur está conformada por ventanales de piso a techo, los cuales garantizan luz natural en la estancia y la máxima captación posible de rayos solares para contrarrestar el frío clima. La conexión visual constante con la naturaleza contribuye a la tranquila atmósfera del espacio y las puertas corredizas permiten integrar el exterior al interior.
Un liquidámbar protagoniza el pequeño patio central que llena de luz el espacio y separa físicamente las dos áreas públicas principales; sin embargo, existe una conexión visual a través del vidrio que otorga una sensación de fluida amplitud. Un pasillo cerrado a la fachada norte, además de fungir como colchón térmico, conecta la sala con las áreas privadas: tres habitaciones con vestidor y baño propio.
Al otro extremo, un bungalow de concreto con una recámara adicional se conecta a la crujía por una terraza. La transición entre ambos cuerpos es complementada por un jacuzzi al aire libre. Al igual que la crujía principal, el bungalow se abre hacia el sur, conectando el interior con el exterior.
El proyecto es simple y honesto en esencia. La estructura y los acabados no se separan, sino que se mimetizan. El uso de la madera certificada fue fundamental, puesto que además de aportar al confort térmico deseado, es el único material de construcción con un balance negativo de emisiones de carbono, además de ser un recurso renovable que contribuye a disminuir las emisiones de CO2 generadas por la industria.
Además del diseño de espacios térmicamente confortables y el uso de madera certificada, se implementaron sistemas de recolección de agua pluvial para el máximo aprovechamiento de recursos y una planta de tratamiento de reciclaje de aguas negras para el riego de las áreas verdes.
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