Memoria Descriptiva

Casa Pomona se sitúa en Troncones, un pueblo costero de Guerrero, en un predio angosto y largo con frente al mar.

Observamos en el lugar que sus habitantes buscan refugiarse del sol para disfrutar la vida al exterior, y a partir de ahí pensamos la casa como un espacio para habitar la sombra.

En planta baja, por la proporción del terreno y la necesidad de seis habitaciones, los volúmenes construidos se separan y articulan por una serie de jardines. Con la intención de que sea atravesada por el paisaje, elevamos el nivel de la casa ligeramente sobre la pendiente.

La conexión sucede a través de un corredor empedrado, amable para los pies descalzos, que va descubriendo pausas habitables exteriores y refugios interiores. Pensamos cada textura desde la experiencia, como una invitación a conectar con el lugar. Las curvas proponen recorridos suaves y acogedores. Las formas y los vacíos permiten al aire cruzar los espacios.

Todo conduce hacia la alberca, que fundida en el mar, invita a nadar entre las olas, los mangles y las rocas. Su color y su forma hacen que funcione como espejo del cielo, sus nubes y quienes lo transitan.

La planta alta se posa como un elemento liviano de madera y palma típica de la zona. Contrario a la sensación pétrea y sinuosa de planta baja, aquí el espacio se desnuda ante el mar y los cerros con absoluta franqueza. Las cubiertas de las habitaciones, en este nivel hacen de terrazas, huertos y jardines. Así; cocinar, comer, trabajar, ejercitarse, compartir, sucede todo en pleno contacto con el entorno y su vida.

Los tonos y texturas del lugar son lo que determinan la paleta de materiales, buscando que la arquitectura se desdibuje para que el paisaje y sus expresiones se vuelvan la experiencia del habitar.