La casa esta conceptualizada en generar 2 experiencias vinculadas intrínsicamente a la vida diaria de la familia.
El día, el mar y el tiempo
Las actividades diurnas y sociales se desarrollan bajo una misma cubierta. Sin muros, el exterior limita el clima del exterior bajo este espacio abierto y dinámico. El desayuno se convierte en comida, se antoja la alberca o momentos de lectura o contemplación. El interior en tono claro busca introducir los sobrecogedores colores del atardecer del Golfo de California este espacio.
Este espacio tiene como objetivo el ser testigos de la evolución del día, el clima, los colores, las nubes, del cambió del sol y del océano a la par del cambio y evolución de las actividades. La puesta del sol se ve todos los días a través del ventanal de lado a lado y de piso a techo aprovechando la orientación privilegiada. Así en las actividades del día a día, se ve el mar y se es testigo del tiempo.
La tarde, el desierto, el fuego y la noche.
Dos Sahuaros centenarios son elementos centrales de composición, distribución y remate visual de todas las áreas. Su imponente dimensión y edad logran sin mayor esfuerzo generar un espacio que busca honrar y provocar la experiencia de vivir inmerso en el desierto. Un jardín desértico que vincula la vida diaria de una familia y sus amigos a la tierra, al hermoso norte del país, al sol del desierto, al fuego. Se propone un límite de arbustos y cactáceas evitando las bardas físicas. Se provoca abrir la vista al sur, al Tetakawi que al ponerse el sol en el mar, se encienden los cerros de rojos, morados y naranjas. Los muros de lámina se mimetizan en el jardín y los blancos, rebotan los tonos. Una banca y fogatero están diseñados como piedras inmóviles hechos de la piedra pinta de la región para que bajo los arbustos y palos verdes de origen enriquecidos con piedras y caminamientos colocados estratégicamente se encienda la leña cuando el mar ya no se ve pero se escucha a lo lejos entre los Sahuaros de 800 y de 400 años a la luz de una fogata.
La casa en consecuencia tiene una vida en exterior con 2 climas que contrastan en el año. Los muros gruesos de 40 cm hacen del interior un refugio del clima en su caso extremo y La masa predomina sobre el vacio. Asi la casa es agradable en Invierno con días menores a 0°C y en el verano de 40°C.
La expresión busca atemporalidad. Y los materiales seleccionados son para envejecer con dignidad. Sus colores y texturas no fingen al ser propias, evolucionaran con el tiempo. Se evita cualquier artefacto u objeto sin uso para que sean los materiales, las vistas, la luz y el contexto natural el que nutra los interiores. El interior enmarca las vistas buscando reflejar e invitar el exterior. Los servicios se ocultan tras volúmenes sin denotar las puertas que permiten su acceso.
El proyecto se preocupa por su huella ecológica y su consumo energético. La superficie de azotea esta recubierta en un 80% por paneles solares recibiendo el 70% de su energía eléctrica del sol.
La casa se pensó para ser parte del paisaje, para honrar el desierto y el mar. Que la familia y casa sean testigos y formen parte de la evolución del tiempo. Que se disfrute el trayecto, el clima, el contexto y la vida diaria inmersa en esta latitud tan excepcional de México
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