Memoria Descriptiva
La arquitectura virreinal del ex convento del Carmen el Alto se transforma para albergar el Centro Gastronómico de Oaxaca, un espacio educativo y multidisciplinar donde las tradiciones culinarias y la sustentabilidad crean una experiencia sensorial
Un espacio educativo en el que convergen el pasado, presente y futuro de la cultura gastronómica oaxaqueña define el más reciente proyecto de conversión y recuperación patrimonial en el ex convento del Carmen Alto, en el centro histórico de Oaxaca.
El Centro Gastronómico de Oaxaca toma como inspiración la arquitectura conventual existente, el rico legado culinario local y los materiales endémicos en una de las comisiones de mayor escala en México de este laboratorio arquitectónico multidisciplinario.
En este proyecto —cuyo objetivo principal es el de crear un lugar polivalente que estimule la integración comunitaria y armonice con áreas para la educación y una zona de exposiciones— se ha realizado una minuciosa restauración de la estructura original del edificio que data del siglo XVI a partir de la utilización de técnicas tradicionales de construcción y de materiales como la cal, el ladrillo, la madera y la piedra de cantera verde, respetando la materialidad original y recuperando el partido arquitectónico.
La síntesis que preserva la materialidad y la tipología del inmueble, establece un diálogo entre el entorno urbano y la edificación preexistente para dar paso un centro de estudios, conformado por una rectoría, aulas de clases y biblioteca pública; que convive con facilidades comerciales y recreativas, como restaurante, cocina, salas de coctelería y catas, galería, cafetería, salones de usos múltiples, auditorio, patios, jardines arcadas y locales comerciales.
Tradición y contemporaneidad se fusionan en este trabajo, al tiempo que se ha realizado una minuciosa restauración, siguiendo los lineamientos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), sección Oaxaca, para preservar los rasgos primarios y la jerarquía histórica del inmueble.
La ejecución de la obra, que comprende una superficie total de 5 mil metros cuadrados y 7 mil m2 de construcción, corrió a cargo de un equipo de más de 20 diseñadores y de los supervisores del Instituto del Patrimonio Cultural del Estado de Oaxaca, INPAC, así como del Instituto Oaxaqueño Constructor de Infraestructura Física Educativa, IOCIFED.
A lo largo de las labores se recuperaron el esplendor de los muros, los techos, los frescos, los abovedados, los niveles originales de las crujías y se liberaron las ventanas tapiadas. Durante el proceso, entre los acontecimientos más importantes fue el hallazgo de una cloaca del siglo XVIII, que se ha transformado en un espacio donde se realizan catas de mezcales ancestrales y experiencias culinarias; y una ventana diagonal que se asemeja a la existente en el convento de la misma orden en San Ángel, Ciudad de México. Además, las arcadas del patio de maniobras también fueron restauradas y convertidas en un espacio para eventos al aire libre.
Para las áreas exteriores se aprovecharon los jardines y patios originales otrora custodiados por la Orden de los Carmelitas Descalzos. Éstos fueron restaurados para devolver al inmueble su esplendor original, intervenido en distintas épocas y ocasiones para fungir como el Registro Civil del Estado de Oaxaca y bodega de Caminos y Aeropistas de Oaxaca, entre otros.
Con el fin de contrastar el pasado y el presente, se instaló un elemento contemporáneo elevado en acero natural, donde se ubican las cocinas industriales. Mientras que en el estacionamiento se propone un pabellón de dos plantas con pilares de acero y bóvedas de ladrillo con 12 locales comerciales y un salón de eventos públicos que ofrece una panorámica privilegiada sobre las montañas de la reserva natural de San Felipe, el Templo de Santo Domingo y el Jardín Etnobotánico.
Reconocido por su rúbrica de sostenibilidad integral, que permite incorporar las edificaciones con su entorno y reducir su impacto ambiental, empleó productos con cero emisiones netas de dióxido de carbono, CO2; y soluciones libres de químicos, como los impermeabilizantes a base de jabón y alumbre; e instaló un sistema de energía solar.
En los interiores, a través de un gesto que impulsa el trabajo de los talentos locales, la producción de mobiliario a medida fue encomendada a maestros ebanistas y artesanos, quienes utilizaron madera de macuil, árbol llamado popularmente como palo de rosa y conocido por sus propiedades medicinales.
La riqueza artística de Oaxaca se hace presente a través de colaboraciones con el artista juchiteco Damián Flores, quien elaboró el mural “Hombres del Maíz” para ilustrar las diferentes especies endémicas de esta importante planta, y con Sabino Guisu, quien diseñó los murales de los ascensores que comunican todas las áreas del edificio.
En los jardines se siguió un principio de paisajismo a partir de plantas comestibles o asociadas a la cocina, entre las que se encuentran guajes, yucas, zapotes y magueyes.
La accesibilidad y la inclusión son principios fundamentales en este proyecto, ya que se busca la interacción de los individuos con su entorno a través de facilidades para personas que tienen algún tipo de discapacidad.
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