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Descripción del proyecto

Documentos fundacionales de la Academia de San Carlos. Facsímiles 1781-1784

Hace siglos la arquitectura compartió con la pintura y la escultura una matriz y unos métodos comunes. Hasta el XVIII, especialidades hoy desaparecidas, como los retablistas, desarrollaban su oficio a medio camino entre la escenografía y el conocimiento empírico de la estabilidad de ciertos recursos y enseres. La arquitectura se levantó durante siglos atendiendo a la estereotomía, desde las fachadas y la decoración, para después definir los espacios interiores.

En el proceso de modernización ilustrada del XVIII, las academias iniciaron la especialización del conocimiento. Entonces la arquitectura tendió a separarse de las artes plásticas. Empezó a hacer uso de escalas, nortes, cotas y otra serie de recursos abstractos para dibujarla previamente, con lo cual se la preconcebía antes de levantarla. Empezó a ser representada en plantas, alzados y cortes para, al construirla, darle mayor importancia a la parte mecánica y definir los espacios antes de decorarlos. Ese cambio fue revolucionario. aquellos conocimientos se sistematizaron. Los saberes tendieron a definirse y fragmentarse. El origen de diversas escuelas de profesiones liberales debe rastrearse en ese punto, y de ese modo se vivió durante los siguientes 240 años cómodamente.

Es paradójico cómo hoy se regresa a la interdisciplina y a la transversalidad. Si ahora los biólogos no pueden dejar de ser sensibles a los problemas angustiosos que la ecología plantea, y por esa vía llegan a estudiar temas éticos de importancia trascendental, a los arquitectos les interesan de nuevo las artes plásticas, mientras que muchos pintores o escultores, no pueden olvidar la parte constructiva de sus complejas obras.
Rastrear y entender el origen común de la pintura, la escultura y la arquitectura parece fundamental si queremos avanzar hoy en la comunión de un conocimiento que detecte trasvases entre ellas. El dibujo las hacía converger y fue el pilar que las reunió en la instrucción de las tres bellas artes desarrolladas en las academias de España, modelo que se trasladaría luego a la Nueva España. Y esto es lo que enfatiza el presente libro: su intención de dar a conocer los documentos fundacionales de la Real Academia de San Carlos de Nueva España que, entre 1781 y 1784, fueron concebidos y redactados por un conjunto de maestros mayores y funcionarios de diversos niveles para hacer que esa escuela funcionara como un espacio de enseñanza y aprendizaje de una serie de “artes”, que entonces aún se entendían como hermanas complementarias para pintar, esculpir o construir.  Acceder a estos documentos transporta a aquel espíritu emprendedor, de gran ímpetu y perseverancia, presente en quienes gestaron y promovieron el establecimiento de la primera Academia de las Bellas Artes en el continente americano.

De aquella iniciativa visionaria concretada hace casi un cuarto de milenio, nacerían en 1929 —al tiempo que la Universidad Nacional de México adquiría el rango de autónoma— las dos escuelas hermanas que hoy presentan esta publicación: la Escuela Nacional de Arquitectura y la Escuela Nacional Artes Plásticas de la UNAM, hoy convertidas en Facultad de Arquitectura y Facultad de Artes y Diseño.

XVII-107
Nombre de la obra: Documentos Fundacionales de la Academia de San Carlos. Facsímiles 1781-1784
Clasificación: F1. Medios Impresos Libros y Revistas de difusión de la arquitectura
XVII BNAMX
Ubicación:
Ciudad de México
Autoría del proyecto: Gerardo Garcia Luna Martinez, Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes, Eduardo Báez Macías
Despacho: arquitectura.unam.mx

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