‘Vecindad en México’.
El inicio del siglo XIX trajo al país el crecimiento de centros urbanos, generando la migración de pobladores rurales y extranjeros en búsqueda de oportunidades de trabajo y mejor calidad de vida.
Concebidos como espacios comunitarios que compartían áreas en donde acontecía la vida familiar y social de sus habitantes, logrando una intimidad a través de sus propios usos y costumbres, creando así una ‘dinámica habitacional’ muy particular.
‘Ahora más que nunca, ¿necesitamos el resurgimiento de un hábitat urbano como éste?
¿Revitalizar el espacio urbano con la convivencia y creación de comunidades?
¿Sinergias comunitarias y una memoria e inteligencia colectiva para con la urbe?’
‘La Vecindad, ayer’.
Podríamos establecer un lenguaje técnico-arquitectónico, de términos de ‘metros cuadrados’, de criterios estructurales y de acabados para apenas ‘intentar’ describir al espacio en sí, e incluso hacer referencia al valor histórico sabiendo que fue habitado desde los 40’s hasta 2010, y que nunca figuró como un sitio relevante dentro de la Zona Centro.
Sin embargo, la descripción más fiel del sitio radica en la vivencia de haber vuelto el interés en un sitio abandonado, con un enorme potencial por su valor y carácter simbólico… Pero, ¿cuál es precisamente…?
Fue llegar a la ubicación y encontrar una fachada pequeña, discreta, deteriorada, y después de, con buena suerte y no en más de dos intentos, poder abrir esa puerta de herrería del acceso principal, e inmediatamente observar un gran pasillo con numerosas puertas y ventanas en sus costados, con altos muros franqueándolo. Polvo por doquier, basura, muros de apariencia húmeda, ‘ennegrecidos’, aún se encontraban vestigios de los últimos habitantes: prendas y ropa interior colgados en un tendedero que iba de un lado a otro, cruzando al patio en diagonal (¿a quién le pertenecían, aún vestirían la misma talla?), una silla de cojín rojo sobre el patio (¿quién fue la última persona que se postró en ella, a quién le pertenece ahora?), ventanas cubiertas con periódicos de antaño… Algún día la primera familia que habitó el lugar recorrió ese patio, al igual que el último habitante lo hizo para dirigirse a la salida, dejando atrás vivencias, carencias, cambios, conquistas… Iniciando un éxodo más.
Ahí sucedió ‘tanto’, durante casi 70 años, y en ese momento, ‘sucedíamos’ en el patio central, de pie, intentando recrear lo vivido en ese lugar, la energía que el lugar emanaba persé, abandonado y decadente, era indescriptible.
‘La Vecindad, hoy: siempre hay un después’
Tras el proceso de restauración y modificación desde mediados de 2015 hasta inicios de 2020, y con la visión de un espacio con vocación de hotel y eventos culturales, y respetando en gran medida al elemento arquitectónico existente como tal, elevándolo a una ‘reminiscencia latente’ de lo que se vivió en este ‘hábitat urbano’ décadas atrás.
Posterior a su intervención, ‘La Vecindad’ demostró ser un espacio resiliente, con la capacidad de poder albergar múltiples actividades dentro de ella, habilitada para que sigan sumando las vivencias acontecidas en sus habitaciones, en sus patios, pasillos, en ‘La Vecindad’…
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