Descripción del proyecto
La nueva sede del Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI) fue concebida como la reinterpretación de un claustro cuyo centro es un patio central. Dos volúmenes de tres niveles delimitan un patio compartido, punto central de descanso y convivencia para las personas que habitan el espacio.
El programa se organizó de tal manera que el uso público quedará en el volumen frontal (A) con las salas de reuniones y usos múltiples ubicadas cerca del acceso principal, mientras que el edificio trasero (B) alberga las oficinas y administración del CEMEFI. En ambos casos, conforme suben los niveles sube la intimidad de los usos. El recinto también cuenta con dos sótanos de estacionamiento con capacidad para 90 automóviles.
En la elección de los materiales predominan dos criterios: por un lado, un aspecto consistente a través del tiempo, y por el otro, el fácil mantenimiento de los mismos. Las fachadas de concreto —de cimbra desarrollada especialmente para este edificio— cerradas hacia la calle y abiertas hacia el patio, contienen el edificio. El contraste de texturas complementado con láminas de acero corten, generan un juego interesante de planos en las fachadas que otorgan privacidad e iluminación natural indirecta. Al interior, el uso balanceado de concreto, vidrio, y la calidez de la madera crea espacios armónicos y atemporales. Las losas nervadas agregan una textura agradable y un juego de claros y oscuros, mientras acentúan el sentimiento de amplitud y continuidad del espacio.
El concreto a la vista es el acabado clave para el proyecto, sirviendo como guion para los diferentes espacios. Se buscó un concreto liso para los espacios interiores, que contrastara con el concreto de estrías quebrantado en las fachadas.
Para lograr el efecto deseado, se hicieron pruebas con varios tipos de cimbra. Se experimentó con cimbra metálica, cimbra de diferentes maderas y cimbra de plásticos reciclados. La mejor opción —no solo para la estética sino también para la sustentabilidad— resultó ser una cimbra de plásticos reciclados creada durante el proceso de construcción de la estructura del edificio. Es importante mencionar que la cimbra pudo reutilizarse varias veces, de modo que también aportó a la economía de los materiales.
A través de la textura de la cimbra se logró cierta adherencia al concreto que propició el quiebre deseado al descimbrar, sin fracturarlo en su totalidad. Un proceso simultáneamente aleatorio y controlado de rupturas rítmicas accidentales, que aportan una fragilidad al material y nos recuerdan la posibilidad de belleza en la imperfección.
Característica común de todos los espacios es su interacción con el patio central, siempre visible desde cualquier espacio. Su abundante vegetación de árboles Cazahuate se convierte en el punto focal del proyecto. Un espacio que evoca la sensación de tranquilidad percibida en las antiguas casas coloniales mexicanas. Al centro, un pabellón con una cafetería sirve como contrapunto de las volumetrías que delimitan al jardín.
Otros Proyectos