El camino que día a día recorremos como arquitectos es incierto y complicado en muchos aspectos; paralelamente es mágico y gratificante, una manera de vivir. Nuestro trabajo manifiesta nuestro pensamiento y nuestras búsquedas, convirtiéndose en estos pocos años una resistencia a las circunstancias. Deseamos seguir creciendo, explorando, aprendiendo, arriesgando y resistiendo dicho camino.
Día con día identificamos lo valioso que es conocer lo mejor posible a las personas que les diseñamos; si es posible procuramos intimar con ellas. Esto lo entendemos como un verbo vital para entender y relacionarnos con nuestro entorno y quiénes nos rodean, el cual intentamos reflejar en nuestra narrativa arquitectónica: intimar se ha convertido en un punto de arranque que nos permite identificar aspectos importantes, particularidades y deseos de las personas, su perspectiva y visión.
Vivienda Melón representa una aproximación a los deseos íntimos de sus habitantes. Su materialización es la muestra de un espacio diseñado y construido a la medida, una propuesta muy personal y a la vez integrado y en armonía con su comunidad; como el nuevo engranaje de un mecanismo. Ubicado en una colonia con una escala y de gran apropiación vecinal en el municipio de Morelia, el proyecto tiene sus raíces en la idea de dar sentido de pertenencia y fortalecer el arraigo con su comunidad a una pareja; donde las actividades cotidianas, usos y habitantes de la zona son una determinante para crear una obra que dialogue con todos estos escenarios.
Tanto el proceso constructivo y etapas de seguimiento técnico, sin duda, no son menos valiosos. Por el contrario, las percepciones y expectativas preliminares de lo construido en ese lugar generaron una participación e integración involuntaria, pero valiosa de los vecinos y transeúntes de la calle Melón esquina con Papaya por varios meses; hasta que finalmente se dieron cuenta que la narrativa final era la expresión natural y honesta en sus materiales expuestos, sin capas adicionales ni recubrimientos: atemporal y coherente como las herramientas y técnicas primigenias de construcción.
El programa se desarrolló conforme a las necesidades y pasatiempos de la pareja, así como la relación del proyecto con su entorno. Al exterior el proyecto se aísla en su planta baja para dar privacidad a los espacios de convivencia, mientras que en el primer nivel un ventanal permite la iluminación del estudio y se abre al exterior para dialogar con su entorno donde predominan los vanos reducidos. Al interior, un patio resguarda los espacios privados donde sus grandes vanos y herrerías crean un interesante juego de luces y sombras.
Más allá de un espacio privado, Vivienda Melón se entiende como un estudio habitable, dando un nuevo sentido a la máquina de vivir. Mediante el uso de block de concreto, herrerías personalizadas y elementos de madera en las circulaciones, se genera una dinámica sobria y transparente que permite experimentar y generar espacios modulados y flexibles, abierto a posibilidades de variadas naturalezas
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