Memoria Descriptiva
El diseño configura un espacio, en donde el vacío de materialidad y formalidad permite ver las montañas y el océano todo el tiempo. La expresión formal a través de una geometría dura y escultórica que se despliega, significa un segundo hogar mexicano para sus habitantes
La continuidad geométrica de la obra se desdobla en sus fachadas de forma alegórica entre planos y derivada de la posibilidad de conectarse continuamente con el paisaje en su relación constante con las montañas y el mar. De forma mezclada con el desierto y su color “choya” (planta endémica) Casa que da se postra de forma sobria en el paisaje.
La casa esta construida con block de concreto, el material más accesible de la zona y recubierta en su exterior e interior con cemento y pigmentos naturales. Esto permite apreciar la casa como una escultura monolítica, y a la vez controlar la sensación térmica ante el intenso calor. El uso de la celosía de tabique hace alusión a la materialidad que algún día tuvo el pequeño poblado. La madera de la carpintería es de rosa morada, un árbol de la zona. La utilización de materiales y técnicas constructivas locales permite conservar y promover la identidad.
La celosía poniente está formada por piezas circulares, son piedras de molino de nixtamal, que crean un juego de luz y sombra, filtrando la luz solar y generando patrones en el interior.
El programa arquitectónico se desarrolla en 150 m2 de 2,000 m2 de terreno, con orientación favorable a los vientos y al atardecer. En la planta baja se encuentra una cocina abierta, sala, comedor, terrazas exteriores, áreas de servicio, dos recamaras y dos baños completos, orientados de tal forma que la vista al mar y las montañas la atraviesen constantemente.
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