Paseo 60 es un breve relato acerca del henequén (agave fourcroydes) y de lo que esta planta significó para Mérida desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX.
La industrialización de ese agave en virtud de su demanda –que llevó a incrementar su producción desde las mil hasta doscientas mil toneladas anuales- facilitó la realización de numerosas obras arquitectónicas y urbanas en la capital del estado entre las que destaca el Paseo Montejo y sus monumentales casonas.
Este conjunto se halla en medio de aquellas obras; tiene lugar a partir de una plaza de esquina, abierta a tres calles y limitada por un edificio quebrado cuya epidermis evoca a los cuasi infinitos plantíos de henequén que con su manto verde-azulado cubrieron el suelo de Yucatán. Complementa el discurso un patio interior abierto al oriente, desde donde arriban los vientos reinantes refrescados y humedecidos por frondosos árboles que crecen tanto a lo largo del vecino Paseo Montejo, como en los predios aledaños.
Paseo 60 recurre a conocimientos adquiridos durante la bonanza edilicia, que se manifiestan ya sea en pórticos que suavizan el tránsito entre el soleado exterior y el sombreado interior; el manejo de escalas y proporciones entre desplantes masivos y plantas superiores ligeras o en elementos que apuntalaron esa bonanza presentados aquí didácticamente. Sus volúmenes responden a la traza urbana y se anclan al sitio al volcarse hacia los monumentos históricos circundantes y la solución arquitectónica resuelve eficaz y bioclimáticamente la coexistencia entre los giros ahí reunidos; no obstante, es la presencia de los vacíos constituidos por la plaza y el patio lo que hace de Paseo 60 una propuesta singular: ambos elementos, con especial significado en la historia del lugar, dialogan a través del viento y de la luz.
Una plaza anunciada entre altos paramentos es insinuada detrás de umbrales verdes y acentuada por un árbol de hierro, que entre claroscuros conduce -a través de un segundo umbral sumido en suave penumbra- al encuentro con un patio interior ajeno al bullicio y calor exterior, refrescado por el viento y sombreado por los edificios que lo limitan, que lo mismo favorece la reunión casual matutina que el disfrute vespertino y nocturno de los espectáculos que ahí se ofrecen o la interacción de lugareños y visitantes que comparten ese generoso espacio rodeado por restaurantes, hoteles, oficinas, artesanías y trova yucateca, que entre canciones cuenta algo de la historia de Mérida y el henequén, escrita también en los espacios de Paseo 60.
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