A las faldas del Cerro de la Nevería y frente a una de las mejores vistas de Mazatlán se ubica este pequeño hotel boutique de solo 8 x 8 metros que cuenta con solo 2 suites y una terraza – jardín como espacio común en la azotea, desde donde se pueden apreciar los magnificos atardeceres mazatlecos. Era importante integrar el edificio con su entorno inmediato, el cerro donde se inserta y del cual adquiere el color del block con el que se construye, asi su materialidad aparente trata de estar en sintonía por medio de madera, otate y concreto.

Para lograr sentir un espacio más amplio era importante apropiarse de los elementos sobresalientes del entorno inmediato y lejano, por medio de aberturas orientadas al paisaje, como el monumento a la Mujer Mazatleca, las Islas Piedras Blancas, la Playa Olas Altas y el bello horizonte con sus atardeceres. En planta cada suite se puede comvertir en un espacio abierto por medio grandes puertas corredizas. La planta baja conectada a la calle sirve como recepción, almacenes y servicios.

El control del sol, la luz, el calor y la privacidad se regulan por medio de una serie de pantallas corredizas elaboradas con “otate”, una especie de caña de la región, que permite que el habitante module a gusto la transparencia u opacidad de las fachadas. El espacio se comprime o se expande por medio de sus diafragmas, creando también una fachada cinética.