VIBE es un conjunto de viviendas de interés medio. El proyecto es una apuesta por recuperar los principios de la arquitectura moderna y generar vivienda urbana económica con gran calidad espacial, mediante la optimización en los procesos de diseño y construcción.
Ubicado en un entorno urbano decaído a tan sólo dos kilómetros del zócalo de la Ciudad de México, esta obra materializa los principios de centralidad, densidad e integración urbana. Es un desarrollo con 12 departamentos de entre 73 y 93 m2 que permite la convivencia de doce familias donde originalmente habitaba sólo una.
La arquitectura de VIBE cuenta con un diseño racional, se organiza a través de cinco ejes que cruzan el terreno longitudinalmente y lo dividen en cuatro franjas de uso. Estos ejes ordenan el interior, conforman el sistema portante y componen el ritmo de la fachada; se materializan en forma de potentes muros de concreto aparente que evidencian el sistema constructivo: muros y losas de concreto con armaduras prefabricadas de acero.
La honestidad en el uso de materiales, el entendimiento del sistema estructural y la lógica de la distribución interior fueron las claves del proyecto. El ahorro logrado por el uso eficiente de los materiales —concreto aparente, acero, madera y vidrio— se reinvierte en la calidad interior de los departamentos y permite abrir totalmente el plano de la fachada para generar la identidad del conjunto. El edificio tiene una doble lectura, a nivel urbano es masivo y racional; y a nivel de banqueta adopta un proporción más amable a la escala humana.
Siempre hemos puesto al habitante en el centro del proceso de diseño, pues entendemos que será éste quien gozará los beneficios de las viviendas. Por ello, es necesario diseñar espacios confortables, alineados a criterios sustentables y de eficiencia energética, y adecuados a las cambiantes formas de habitar. En este caso, la terraza, la sala-comedor y la cocina se funden en un mismo espacio de convivencia diurna, que gana flexibilidad y espacio habitable al eliminar al máximo circulaciones o pasillos interiores y dota a cada departamento de continuidad hacia el exterior mediante balcones y amplios ventanales.
Finalmente, el diseño también considera los procesos constructivos —costo y tiempo— y las expectativas del desarrollador —monto de inversión y valor de venta—. El reto, sin duda, es alinear todas las necesidades en un mismo proyecto sin sacrificar la habitabilidad y la calidad arquitectónica, en VIBE, la arquitectura no depende de su presupuesto, sino de un alto compromiso social reflejado en el proceso de diseño.
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